La fotografía se ha reinventado con la aparición de las cámaras digitales. Atrás quedan los días de comprar película y revelar fotos, más fácil gracias a unos ínfimos gastos de mantenimiento y al hecho de o tener que esperar copias impresas.
La comodidad de las cámaras digitales compactadas tiene muchas ventajas, pero nada puede reemplazar a los modelos D-SLR en lo tocante a calidad de imagen, versatilidad y un sinfín de posibilidades creativas.
La enorme popularidad y el precio cada vez más económico de las cámaras D-SLR ha dado lugar a una fiera competencia entre marcas tan consolodiadas y profesionales como CANON, NIKON, OLYMPUS, PENTAX y SONY. Y eso siempre es bueno para el público, o se a notrosos, ya que los fabricantes se ven obligados a mejorar sus diseños con nuevas prestaciones, mayor facilidad de manejo y un aumento de la calidad de imagen, todo ello a unos precios realmente competitivos, aunque en una gran mayoría de casos, no demasiado adsequibles, si bien esos casos suelen estar dedicados a profesionales del medio. Pero ¿cuáles son los principales factores que debemos considerar?.
Las ventajas de los modelos D-SLR sobre las cámaras compactas son muchas, empeando por algo tan importante como es el sensor. Muchas cámaras compactas pueden igualar o superar a las ráflex en número de megapíxeles, pero la resolución no es lo principal. Los sensores de las D-SLR son más grandes que los de las compactas, y ello trae consigo dos mejoras. En primer lugar, este mayor tamaño se traduce en unos píxeles más grandes que captan individualmente más luz, y esto puede reducir en gran medida la aparición de ruido (que otorga esa apariencia granulada, sobre todo al usar valores ISO altos). En segundo lugar, un sensor mayor permite una profundidad de campo más reducida (la proporción de imagen que aparece nítida entre el punto más cercano y el más alejado), con lo cual resulta posible desenfocar el fondo para resaltar el sujeto.
Otra cualidad significativa consiste en que una cámara réflex de lente única permite mirar de forma literal a través del objetivo al componer las fotos. No hay nada como un visor óptico que nos guié a través de la escena con un alto grado de claridad y nitidez.
Desde un punto de vista ergonómico, el mayor tamaño de una D-SLR posibilita un manejo más cómodo y natural, así como la integración de anillos de zoom y enfoque para lograr un control y una precisión superiores.
Por otro lado, al comprar una cámara réflex se estará comprando en la práctica todo un sistema de creación y tratamiento de imágenes, pues gracias al uso de lentes y accesorios adicionales se convertirá en la herramienta perfecta para cualquier situación.
A lo largo de las próximas entradas, iremos viendo las principales diferencias entre los distintos tipos de cámaras D-SLR y los modelos híbridos (que usan objetivos intercambiables pero visores electrónicos en lugar de ópticos), para que podamos realizar la mejor elección a la hora de adquirr nuestra futúra cámara. Los puntos a tratar serán:
1.- Diseño réflex tradicional y novedades.
2.- La nueva generación de cámaras híbridas.
3.- Lo importante es el sistema.
4.- Qué resolución hace falta.
5.- Y el tamaño del sensor.
6.- Luces, cámara y acción.
7.- Precio y calidad.
8.- Esto sí que es claridad.
9.- Potencia y control.
10.- Velocidad punta.