Como suele decirme mi Hermano Mayor Joaquín, soy un «culo inquieto«, y no he podido dejar pasar la oportunidad de volver a cambiar de cámara, esta vez en menos tiempo que la anterior Canon 350D inicial que tuve, la cual cambién hace dos años por una Canon 40D. En este caso concreto y por motivos personales, y no por haberse quedado pequeña la 40D (ya me gustaría ya), he cambiado mi Canon 40D, por otra cámara de la misma firma, por una Canon 50D, junto con un objetivo Tamron 18-270mm VC.
Aunque a primera vista el cambio no parezca gran cosa, sí que tiene importantes cambios y beneficios. La Canon 50D se basa en gran medida en su predecesora, la 40D, la cámara que tenía hasta entonces, y aparte del bisel plateado del díal del de modo, ha heredado prácticamente el mismo cuerpo de aleación de magnesio que su compañera más antigua que también lo llevaba. Sin embargo, como os decía, debajo de su carcasa incluye varias mejoras entre las que destacan, por ejemplo, el sensor CMOS de 15 megapíxeles, que supone un incremento de resolución del 50% respecto a la 40D.
Como el tamaño del sensor esn sí comtinúa siendo idéntico, ello hace que al final te preguntes, o por lo menos yo sí lo hacía, y era si la mayor resolución produciría más ruido. Según Canon, no ocurre esto, ya que su diseño «permite que el sensor CMOS obtenga más resolución sin compromoter la calidad de la imagen» y ofrece «un rendimiento mejorado con las opciones ISO altas y muy poco ruido». De hecho, la empresa nipona parece tan confiada que no solamente ha aumentado la velocidad ISO máxima a 3200, sino que además ofrece ampliación a 6400 y 12800.
Todo esto, esa resolución de 15 megapíxeles y un efectivo procesamiento que evita el ruido, la 50D permite realizar copias impresas en tamaño A3 sin necesidad de interpolación alguna. Pero no quiero daros más detalles y dejar que Álvaro Méndez, de la web «Quesabesde», os ofrezca un fantástico examen de la Canon 50D. OS lo dejo íntegro por si alguno de vosotros tiene esta pedazo de bestia o incluso está pensando, comoasí he hecho yo, el cambiar de cámara y decantarse por este modelo.
Deciros que la EOS 50D ya no está en el catálogo de Canon ni tampoco creo que ninguna tienda la tenga disponible completamente nueva, ya que cuenta con más de 5 años de antiguedad en el mercado, pero la 50D sigue siendo un producto súper potente de la firma Canon, y la caída de los precios, tanto de este modelo en concreto como del resto de las cámaras, tanto de Canon, Nikon, Sony, Olympus, etc…. la convierten en una auténtica ganga.
Os dejo ya con el artículo completo:
Esta cámara, está eclipsada por la EOS 5D Mark II, no llegando a compararse con ella, ni mucho menos, pero sus prestaciones van más allá de una simple actualización de la EOS 40D y es un nuevo estándar en la gama media gracias a su sensor CMOS de 15 megapíxeles y al procesador DiGIC IV. Como adelanto de lo que intentaré hacer con esta Cámara, os dejo una prueba más extensa que los amigos de «Quesabesde«, han realizado, en este caso junto al objetivo Canon 18-200 mm f3.5-5.6 EF-S IS que puede dar una pista sobre las posibilidades de esta pedazo de cámara.
Roma es también el escenario elegido para poner a prueba -junto a la PowerShot G10– la recién llegada EOS 50D de Canon. Tres días de turismo fotográfico que, pese a ser insuficientes para arrojar resultados concluyentes sobre las virtudes y los defectos de esta réflex digital, suponen una primera aproximación al rendimiento de sus nuevos 15 millones de píxeles.
Una ocasión excelente para estrenar a su vez el también recién llegado Canon 18-200 mm f3.5-5.6 EF-S IS, uno de esos zooms polivalentes que desde hacía tiempo se echaba de menos en el catálogo de ópticas de la compañía.
Esta primera prueba de campo se ha realizado antes de que Canon anunciara la disponibilidad del firmware 1.03, y por tanto, con el 1.02 instalado. Afortunadamente, en este modelo no se han detectado problemas con el temible «Err 99».
PARECIDAS PERO NO IGUALES
Si bien la EOS 50D hace suyas las líneas maestras del diseño de sus predecesoras -no hay que olvidar que ésta es la más longeva de las sagas de Canon-, la renovación ha servido para introducir alguna que otra mejora que revierte en una ergonomía y un manejo realmente excelentes.
Robusta entre las manos -recordemos que hablamos de una gama media-, sin detenernos ahora a enumerar los entresijos de su botonería, merece la pena destacar algunos detalles.
Algunos, como el color plateado de la rueda de modos, no nos acaban de convencer; otros, como el notable aumento de la resolución de la pantalla de 3 pulgadas (de 230.000 a más de 920.000 puntos) permiten exprimir al máximo las posibilidades de la previsualización.
La calidad de este LCD es excepcional, tanto en el momento de la composición si trabajamos con el modo Live View como a la hora de revisar las tomas capturadas o al navegar por los nuevos menús de control rápido.
En este sentido, la previsualización en pantalla no sólo dispone ahora de su propio mando de activación -desaparece por fin el poco útil botón de impresión directa-, sino que además presenta un funcionamiento bastante ágil del sistema de enfoque por contraste.
Esta modalidad llega combinada con la ya clásica detección facial y el tradicional sistema de levantamiento de espejo, que se ejecuta por cierto con bastante velocidad y discreción.
Tal y como ya ocurría con los modelos anteriores, el disparo de la EOS 50D llama la atención desde el primer momento por el sonido bastante seco y suave que ofrece el conjunto del espejo y el obturador.
CANON 18-200mm
Sin grandes cambios en el visor -que mantiene una cobertura del 95% y una luminosidad en la media de este segmento pero muy por encima de lo visto en la EOS 450D, por ejemplo-, la aparición del indicador de un modo de «Prioridad a las altas luces» -bastante útil para salvar las luces más fuertes- es la única aportación interesante.
Tampoco el sistema de enfoque de 9 puntos registra cambios, así que a la búsqueda de novedades -y antes de adentrarnos en el centro neurálgico de la cámara-, hay que detenerse un momento en el nuevo zoom todoterreno de 18-200 milímetros con bayoneta EF-S que Canon acaba de presentar.
Sus polivalentes focales, la capacidad de enfoque macro y el equilibrio bien conseguido entre precio, prestaciones y tamaño son las tres bazas con las que juega este objetivo, convertido en uno de los más populares dentro del catálogo de otras marcas.
También la construcción es bastante decente, con un práctico bloqueo del zoom -aunque un poco escondido- que será de gran utilidad cuando, con la cámara colgada, queramos evitar que se despliegue accidentalmente.
La luminosidad de f3.5-5.6, sin ser ninguna maravilla -idéntica a la de la competencia-, queda de sobra compensada por un excelente sistema de estabilización óptica IS, que en las primeras pruebas realizadas ha mostrado ser capaz de ofrecer una mejora de entre 3 y 4 pasos de diafragma.
Pero, como ocurre siempre en este tipo de zooms tan potentes, hay un precio a pagar: las distorsiones en los dos extremos de las focales, cierta pérdida de nitidez cuando nos alejamos del centro de la imagen con las aberturas máximas y alguna que otra aberración cromática en las zonas más contratadas componen la factura.
El posible viñeteo queda a su vez contrarrestado por el nuevo sistema de corrección de la iluminación perifér
El posible viñeteo queda a su vez contrarrestado por el nuevo sistema de corrección de la iluminación periférica que incorpora la EOS 50D y que se aplica automáticamente al reconocer la óptica con la que estamos trabajando. En todas las muestras publicadas, por cierto, se ha mantenido activado este mecanismo de corrección automática.
Mención aparte merece un tema especialmente delicado si, como en este caso, colocamos esta óptica delante de un sensor CMOS de nada menos que 15 megapíxeles. Y es que no es ningún secreto que esta resolución no sólo va a poner sobre el tapete los problemas de cualquier óptica, sino que además requiere una inversión en objetivos de calidad para exprimir todo su potencial.
SENSIBILIDAD FORZADA
En definitiva, pese a lo que pueda parece a primera vista, poco queda de la EOS 40D en el interior de esta nueva EOS 50D. El sensor mantiene su tamaño APS-C, pero la resolución se ha incrementado en un 50% hasta llegar a los 15 megapíxeles y convertirse, a día de hoy, en la cifra más alta de este segmento.
Aunque los números asustan, la buena noticia es que junto al CMOS llega también un nuevo procesador DiGIC IV, que de entrada se ha mostrado capaz de mantener la cadencia de disparo de más de 6 fotogramas por segundo e incluso atreverse con dos sensibilidades forzadas más allá de los 3200 ISO que, como máximo, ofrecía la EOS 40D.
jijiji y lo eres