DATOS PERSONALES
Aldo Sessa (Buenos Aires,1939), confiesa que a través de la fotografía ha vivido muy intensamente. «La fotografía es para mí -dice- una profunda observación y, en general, una realidad dibujada.»Cuando salgo, voy mirando lo que tengo a un metro, a diez metros. Miradas rápidas; todo lo que puedo abarcar. Trato de tener mi cámara siempre preparada. Y si cambio de vereda, o camino por la sombra, coloco la exposición adecuada aunque aún no haya elegido qué fotografiar. Voy preparado, y si cruzo al sol sé que diafragma tengo.» En 1976, Aldo Sessa publicó su primer libro con Borges, Cosmogonías. Una de sus fotos preferidas es la que hizo para la tapa del libro con Bradbury Fantasmas para siempre. Su obra fue construída con paciencia, con un trabajo minucioso de observación: sus libros sobre la ciudad, sobre los gauchos, sobre el Colón, están hechos a partir de un trabajo muy detallista y sistemático.
CURRÍCULUM
1939. Nació en Buenos Aires, Argentina.
Comenzó su carrera artística en el Taller De Ridder a los diez años. Luego se especializó en artes gráficas, diagramación, audio visualismo y fotografía.
1952. Participó en su primera muestra grupal 35 Niños Pintores, en la Galería Müller.
Buenos Aires, Argentina.
1958. Comenzó sus colaboraciones fotográficas en la sección rotograbado del diario La Nación.
Buenos Aires, Argentina.
1962. Estudió cinematografía con Sidney Paul Solow, presidente de Consolidated Film Industries (CFI).
Hollywood, California, EE.UU.
1964. Comenzó sus colaboraciones como ilustrador en las páginas del Suplemento Literario del diario La Gaceta.
Tucumán, Argentina.
1972. Firmó su primer contrato como artista con la Galería Bonino
Buenos Aires, Río de Janeiro, Nueva York.
1976. Ilustró el libro Cosmogonías con poemas de Jorge Luis Borges. Este fue el primero de sus cuarenta y tres libros publicados hasta 2008.
El Gobierno Argentino seleccionó su obra Antes del Principio (tríptico de 6,00 x 2,00 metros) para ser obsequiado al Gobierno de los Estados Unidos con motivo del Bicentenario de la Independencia de ese país. Esta obra se exhibe permanentemente en el Centro Espacial Lyndon Johnson de la NASA. Houston, Texas, EE. UU.
1978. Comenzó su colección de cámaras antiguas y fotografías del siglo XIX, tomadas por fotógrafos argentinos y extranjeros, relativas a nuestro país.
1979. Ilustró el libro The Ghosts of Forever con ensayos y poemas de Ray Bradbury, Publicado por Rizzoli Internacional.
Nueva York. EE.UU.
1980. Su cuadro Humorum (2,40 x1,60 metros) fue seleccionado para integrar la selecta colección del “National Air and Space Museum Smithsonian Institution”.
Washington D.C. EE.UU.
1986. Diseñó platos de mesa exclusivos para Hartford, cajas de mármol y juegos de vajilla para Frank Macintosh de Henri Bendel.
Nueva York, EE.UU.
1989. Inauguró la exposición retrospectiva El Arte de la Fotografía, Museo Nacional de Bellas Artes. Visitada por más de 125.000 personas. Buenos Aires, Argentina. Villa Victoria. Mar del Plata, Argentina.Museo Nacional de Bella Artes.
Santiago, Chile.
1990. Fue el último fotógrafo en documentar Ejercicio Plástico: El Mural de Siqueiros del artista mejicano David Alfaro Siqueiros, en la quinta Los
Granados, Don Torcuato, Argentina.
1991. Nombrado Miembro de Honor por la Federación Argentina de Fotografía.
Buenos Aires, Argentina.
Nombrado Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Buenos Aires, Argentina.
1992. Invitado por el gobierno de Israel, a recorrer y fotografiar el país.
1994. Inaugura una exposición titulada Cien Instantáneas de Israel. Centro Cultural Recoleta.
Buenos Aires, Argentina.
Inaugura la mega exposición Los Argentinos, con 400 retratos de personalidades del país.Visitada por más de 250.000 personas. Palais de Glace, Palacio Nacional de las Artes.
Buenos Aires, Argentina.
ENTREVISTA
Aldo Sessa: mis 50 años con la fotografia
Cincuenta ojos, tres corazones, cinco manos y un radar en la espalda. Es lo mínimo indispensable, el equipaje básico para convertirse en un buen cazador. O en un buen fotógrafo, asegura él, pocos antes de la apertura de una de las muestras más importantes de su trayectoria, Aldo Sessa. 50 años, con la que celebra medio siglo de trabajo detrás de la cámara. A lo largo de la entrevista él no dirá una sola vez “cámara”. Siempre se referirá a la “máquina”. Hablará de cuánto se parece esa máquina a otros instrumentos de trabajo. Y de cómo un fotógrafo se asemeja a alguien que acecha a su presa con todos los sentidos.
La charla con LNR transcurre en un salón de su galería-estudio, en el pasaje Bollini, un viernes ajetreado por los preparativos de la muestra. Una tarde con rastros de apuro y olor a copias frescas. El salón donde conversamos es amplio. Fotos, pruebas de impresión, computadoras, colaboradores, clima fabril. Sessa acomoda su silla junto a la ventana, de espaldas a una estantería repleta de libros. Libros de lomos gruesos que llevan su apellido bien grande, junto a palabras que titulan los temas que ha tocado a lo largo de su trayectoria: Patagonia, Buenos Aires, Teatro Colón, Gauchos, Polo, Argentinos, por citar sólo algunos de los más de 40 libros de Sessa Editores, que fundó en 1976. Esos libros están en más de cien bibliotecas nacionales de diferentes países del mundo. Pero estamos acá con motivo de la muestra -de la que también resultó un libro, Aldo Sessa. Pasión por la imagen- que resume su vida como fotógrafo, sus cincuenta años de fotografía.
-No son 50 años -corrige Sessa.
-¿Cuántos son?
-Son más de 100. A través de la fotografía he vivido muy intensamente. Es una gran exposición: ciento cincuenta fotos que aclaran mi pasado.
-¿Aclaran?
-Sí, digo “aclaran” porque fue difícil hacer una síntesis. He trabajado con muchas temáticas, materiales, formatos. Elegir ciento cincuenta fotografías fue como escoger la prosa de un telegrama; menos que eso. Imaginate: saco unas quinientas fotos por semana.
-¿Las cuenta?
-No. Digo un promedio. Siempre estoy haciendo fotos. Siempre salgo con una cámara. Pero no tengo idea de cuántas hice.
-Siendo tan prolífico su trabajo, ¿cómo fue el proceso de selección para la muestra?
-Quise tomar un camino que mostrara las mejores imágenes del recorrido. Es una síntesis muy subjetiva; creo que las síntesis siempre son positivas. Empezaron a aparecer negativos y fotos con fuerte carga emocional, recuerdos, miles de historias. Me encontré con imágenes que nunca había visto copiadas en el tamaño en que las veo ahora para la muestra. O algunas que no había mostrado, como las polaroids.
-¿Algo que lo sorprendió en esta edición de medio siglo de fotos?
-Me dio mucho placer descubrir desde las primeras fotos hasta hoy una coherencia. En el arte es muy importante hacer las cosas de una manera particular, tratar de dejar una marca de esta forma de pensar y sentir. A eso le llamaría estilo. Y me parece que eso está.
En el principio había una mujer. De espaldas, con un sombrero de paja. Esta es la primera foto que tomó Sessa, a los 17 años. “La saqué en Punta del Este, con una máquina prestada. El negativo lo tenía un amigo mío; me lo regaló. Es una foto que podría haberla sacado ayer.” Tenía 17 años y no era un novato.
Aldo niño asistía con su madre a las clases de escultura de Lucio Fontana. Aplastaba la arcilla entre sus dedos. A los diez empezó a jugar en serio con el dibujo y la pintura en el taller de Marcelo De Ridder. A los doce ya se apersonó con su caballete en la avenida Santa Fe, un Día de la Primavera, y participó del tradicional concurso de pintura. A esa misma edad mostró sus obras junto a una treintena de niñitos pintores en la galería Müller. “En mi casa había muchísimo interés por la pintura y la fotografía. Iba a galerías con mi madre. Cuando llegué a la foto, conocía los aspectos cromáticos, luz, sombra, volumen, composición.” En la patria de su infancia había genes propicios. Su abuelo había fundado, en 1928, los laboratorios fotográficos Alex, que hicieron historia en el cine argentino. Su abuela revelaba fotos. Su padre tenía una imprenta donde Aldo trabajó tres años. “Mi familia fue muy trabajadora, un gran ejemplo. Y la fotografía estuvo delante de mis narices muchos años antes de que sacara fotos. La había postergado porque era tan natural en mi casa…”, dice.
Hizo sus primeras armas en el círculo de los fotoclubes. “Iba a La Boca todos los sábados; me quedaba todo el día. Me encantaba; me sigue encantando. He sido muy feliz siempre con la fotografía. La fotografía me humanizó mucho. La pintura es muy instropectiva. Uno vive en un plano, por ahí se aísla de la realidad. Cuando empecé, sentí que la fotografía me conectaba con el sonido, con la dinámica de la vida”, dice.
Empezó a trabajar como fotógrafo colaborando con La Nacion allá por 1960. Durante varios años, fotografió y pintó. Por entonces decía que la pintura era “mi estado cóncavo”; y la fotografía, “mi estado convexo”. Ahora cree que la pintura es una batalla campal y que la fotografía da más satisfacciones. La luz, la sombra; todo se fabrica muy rápido.
-¿Qué es la fotografía para usted?
-Es la profunda observación y, en general, una realidad dibujada. Cuando salgo, voy mirando lo que tengo a un metro, a diez metros. Miradas rápidas; todo lo que puedo abarcar. Trato de tener mi cámara siempre preparada. Y si cambio de vereda, o camino por la sombra, coloco la exposición adecuada aunque aún no haya elegido qué fotografiar. Voy preparado, y si cruzo al sol sé que diafragma tengo.
-¿Va por la vida va con la cámara a cuestas?
-Sí. Casi siempre me cuelgo al cuello una Leica con blanco y negro. Tengo varias, las colecciono. Su sonido es para mí como una nota de Beethoven. Con esa máquina naufragaría en una isla. Es muy silenciosa, la usé mucho en el Teatro Colón. Pasás inadvertido. Incluso me he olvidado una Leica en un bar y me la han devuelto. Es tan simple, tan poca cosa. Liviana: es importante tener un equipo muy liviano.
Ha cruzado varias veces el puente entre la fotografía y la literatura. En 1976, Aldo Sessa hizo su primer libro con Borges, Cosmogonías.
-Borges era absolutamente genial, como Ray Bradbury. He tenido la suerte de trabajar con personalidades muy interesantes, que me marcaron mucho. En el caso de Bradbury, tiene una gran calidez, casi como un pastor, cariñoso, cálido. Muy buen amigo. Muy libre. Cree mucho en la suma, en la potenciación de las personalidades; no le interesa si el libro es literatura o fotografía, dónde empieza una cosa o termina la otra. Es de una gran generosidad.
Una de sus fotos preferidas es la que hizo para la tapa del libro con Bradbury Sesiones en fantasmas. En tanto, Bradbury escribió sobre las fotos de su amigo: “Lo que hace una buena fotografía es captar lo que está allí, pero parte de su calidad consiste en que también lo haga con lo que no está. Más que delinear, sugiere. Es una sesión de espiritismo dentro del cuarto oscuro, donde lo que no se ve se levanta de la muerte”.
Sessa también trabajó con las hermanas Victoria y Silvina Ocampo.
-Ellas me transmitieron su amor por el mundo vegetal. Eran unas enamoradas de los árboles y de las flores. Me compenetré con esa visión que tenían, tan acabada. Silvina era increíble: me enseñó a ver los árboles de una manera diferente. Hicimos juntos un libro, Arboles de Buenos Aires.
También rescata el impacto que tuvieron sobre su mirada Manuel Mujica Lainez -con quien hizo varios libros- y el arquitecto José María Peña. Algunas de estas fotos que cruzan hacia la literatura también forman parte de la muestra.
-¿Qué quiere capturar al hacer clic?
-Siempre estoy buscando una gran foto. Yo les digo a los chicos: traten de hacer dos fotos buenas por año. En 20 años tendrán 40 fotos; no está mal.
Habla como si nunca terminara de aprender qué pasa con la luz. Y se entusiasma contando cómo el azar de lo que encuentra en la calle se incorpora a sus fotos. Vidrios, piedras, flores, perlas, tules. Una copa rota, un reflejo sobre la vía, el cielo en un charco. Cosas de un minuto.
-¿Qué cambió con la Web?
-Lo que está cambiando es el modo de circulación de las fotos. Eso atenta en cierta medida contra el registro fotográfico. Nos estamos perdiendo muchas buenas fotos porque cada vez se hacen menos copias. Las imágenes hacen su circuito por Internet, van de teléfono a teléfono, o mueren en un mail. Con las cámaras digitales, al común de la gente le resulta difícil ordenar un archivo. Se pierden materiales que iconográficamente pueden ser importantes.
-¿También en familia saca fotos?
-¡Miles! Me critican mucho (se ríe). Dicen que no las ven nunca. No puedo copiar todo lo que saco. Pero a mis nietos los fotografío bastante. Todo el tiempo estoy viendo acá y allá. Tengo un gran sentido de la luz. La respiro. Si estoy en un lugar con una luz maravillosa, puedo vivir con los ojos de lo que veo, no necesito nada más. Vivo intensamente la luz, las formas, los volúmenes. Si tengo una gran escena adelante y no llevo la máquina encima, anoto en mi cuaderno la hora y el lugar, y vuelvo otro día a sacarla.
-¿Es así en otros planos de su vida?
-Es que vivo en ese plano. Es una obsesión. Y quiero destacar que en esto mi familia ha sido muy importante. Es un trabajo en el que tenés que tener mucha libertad. Mi esposa es una gran compañera de viaje, capaz de estar en el auto desde el amanecer hasta las doce de la noche. Mis tres hijos también. La menor, Carolina, es diseñadora grafica: ella ha diseñado los libros. Luis se ocupa de la editorial; descanso mucho en él y en mis valiosos colaboradores.
-¿Qué proyectos le quitan el sueño?
-Tengo ganas de agarrar una máquina e irme unos días al Valle de la Luna. Jugar más. Ese tipo de cosas. Con el tiempo, el mundo se agranda y la visión se comprime. Pero también, como con la muestra, se hace una síntesis. Hoy quiero tener mi agenda lo más libre posible para disponer del tiempo necesario y sacar más fotos.
-¿Qué es importante para ser buen fotógrafo?
-Usar un equipo simple y confiable. Arreglarse con pocos elementos.
-¿Las lentes son fundamentales?
-No es necesario usar muchas lentes. Casi siempre me arreglo con una. Veo a mucha gente con una gran foto adelante, pero tan ocupada en hacer funcionar la maquinaria o en mirar el visor, que se pierde la foto.
-¿Alguna fórmula propia para compartir?
-Muchos están más preocupados por la tecnología que por mirar y cazar. Y en esto hay que ir sobre la presa, preconcebir un ángulo, atacar por ahí. Seguir la teoría del opuesto: girar alrededor con los sentidos geográficos y ver desde todos los ángulos.
-¿Qué relevancia tiene la luz natural?
-Hay que trabajar con la luz hasta el momento en que uno crea que ha podido agotar todo el juego, todo lo que una situación pueda dar. Y no dejar nunca de sacar fotos. La fotografía es aprender a mirar. Todo tiene un momento.
-¿Las nuevas tecnologías ayudan o quitan la magia?
-Creo que el universo de lo digital es una maravilla y ha logrado unos avances increíbles. Hay copias perfectas hechas de manera industrial, aunque las artesanales conservan el encanto del laboratorio.
La ciudad por Aldo Sessa
Una selección de imágenes del consagrado artista se verán a partir del jueves. Testimonio de cinco décadas del fotógrafo caminante que ama Buenos Aires
Por Daniel Merle | LA NACION
No hay muchos antecedentes de un conjunto de fotografías de Buenos Aires como las que Aldo Sessa presentará a partir del jueves en la Colección Fortabat. A pocos días de la inauguración, Aldo recibió a adn en medio de las pruebas de impresión y mientras trabajaba junto con su hijo Luis y colaboradores más cercanos en los últimos detalles de su gran exhibición de 130 fotos y 500 más en proyecciones distribuidas por todas las salas.
«Ahora que ya estoy grande, me siento más melancólico. Estoy más enamorado de las pequeñas cosas. Ya estoy hecho. Puse en esta muestra las cosas que quiero. A Buenos Aires la amo entrañablemente.»
Aldo Sessa es un caminante inveterado de la ciudad. Con sus cámaras cruzadas en bandolera, visita una y otra vez los espacios que alimentan sus obsesiones. Así como Giacometti persistió por años con la figura del «hombre que camina», Sessa tiene unos pocos centros de interés que fotografía incansablemente, fascinado por el lugar y por las posiblidades técnicas de la infinidad de cámaras que utiliza (aunque reconoce que la Leica sigue siendo «su cámara»).
«En mis recorridos siempre tengo presente a Manucho Mujica Lainez, a Silvina Ocampo, al arquitecto Peña y a Vázquez, su sucesor en el Museo de la Ciudad. A mis amigos Makarius y Roberto Blanco. Gente que conocía los rincones de Buenos Aires son los que me acompañan.»
El Obelisco, el Jardín Botánico, los jacarandáes, La Boca, el fútbol en la calle, el Teatro Colón, la Avenida de Mayo, la arquitectura reflejada en los charcos. Es un ejercicio interesante hacer una lectura en paralelo con estos mismos lugares fotografiados por Sara Facio y Alicia D’Amico en su ya mítico libro Buenos Aires, Buenos Aires . O con la mirada humorística y todavía casi inédita de Jorge Aguirre en su ensayo Allegro ma non troppo .
«Nunca recibí influencias de ningun fotógrafo de Buenos Aires. La única fotógrafa por la que siempre sentí una gran admiración fue Sara Facio», afirma.»La conocí en LA NACION cuando tenía 18 años y hacía mi primer colaboración en el viejo rotograbado de los domingos. Fueron mis primeras fotos profesionales.»
La verdadera influencia que lo volcó hacia la fotografía fue la de Lisl Steiner, la reconocida fotógrafa estadounidense de origen suizo que trabajó largas temporadas en la Argentina. «A Lisl Steiner la conocí cuando yo pintaba. Ella era fotógrafa de Time . Tomé ejemplo de su capacidad para simplificar. Siempre tenía opiniones reveladoras. ?Tenés que aprender a poner un pie en la puerta para que no se cierre’, me decía siempre.»
«Yo le hice las últimas fotos en vida a André Kertész. Fui con mi Leica M3 y lo fotografié en la sala del Bellas Artes, en 1985. Esa retrospectiva suya me pareció maravillosa. Siempre lo admiré mucho. En palabras de Bresson, Kertész era más artístico. Bresson, más periodístico. Las mujeres en los sofás, los desnudos. Las Polaroids son maravillosas. Esos pequeños objetos, detalles que tanto me gustan. Cuando murió no tenía el enorme reconocimiento que tiene ahora.»Un ejemplo más lejano pero idéntico en el sentimiento hacia una ciudad es el libro Day of Paris de André Kertész, con diseño del gran Alexey Brodovitch, publicado por primera vez en 1945. Ese recorrido fotográfico por una ciudad saturada de melancolía, donde todavía el pasado era la referencia para la vida cotidiana, es el punto de ataque de Kertész, un extranjero que retrata una ciudad que ama.
Aldo Sessa camina Buenos Aires en solitario. Con cierta distancia. Con la misma curiosidad de Horacio Coppola, el fotógrafo callejero por excelencia. Con un ojo en el pasado y en sus obsesiones. Y con el otro puesto en la geometría, en el orden preciso que encuentra en todos los escenarios.
«Todo mi trabajo tiene un rigor estético que esta íntimamente vinculado con la mecánica de la cámara. No me niego a las posibilidades de la manipulación. Hace diez años comencé a utilizar artilugios con superposición de negativos. Lo hice para un libro nunca publicado con Ray Bradbury.»
-¿Qué influencia tuvo tu formación como pintor en tu fotografía?
-Empecé a pintar a los siete años y mi primera exposición fue a los doce. La pintura te permite «ver» y, sobre todo, el color. Una vez que conocés los colores primarios y sus infinitas combinaciones en la tela hacés lo que vos querés. Lo mismo siento cuando encuadro una imagen con mi cámara. Elijo exactamente lo que quiero hacer. Se pueden usar todos los resortes de las nuevas tecnologías. Para mí, la veracidad siempre fue un tema muy cuestionable. Existe el fotorreportaje. El estilo de Bresson, por ejemplo. Pero me pregunto cuál es la veracidad de un retrato, de una naturaleza muerta. Desde el momento en que encuadrás, estás haciendo tu propia realidad. Cuando uso un gran angular estoy transmitiendo mi propia visión de las cosas. Ahora todo vale. No se puede dictar una norma de calidad. Lo que es importante es el resultado, la autenticidad del fotógrafo. Si lo que hacés es genial, el foco y la calidad es lo de menos.La fotografía es ahora un vehículo muy apetecible para los que quieren jugar un look artístico, o intentarlo. No hay un culto a la calidad. Hay menos orgullo en eso. Ser contemporáneo no es mostrar fotos de ayer nomás. En Estados Unidos consideran contemporáneo a todo lo hecho después de la Segunda Guerra Mundial. Contemporáneo es algo de tu siglo. ¿Cartier-Bresson es contemporáneo? Irving Penn, Richard Avedon, todos ellos son contemporáneos. La Bauhaus sigue influenciando a los artistas de hoy. Mis fotos del año 58 que voy a poner en la muestra son hoy modernas. El color de los hermanos Lumière de 1907 es hoy supermoderno. El píxel es el grano de la película con el que yo desarrollé mi trabajo. En la fotografía el relato se basa en la mirada sobre lo que es el pasado.
-Hay menos fotógrafos que recorren las calles. La mirada ahora está más puesta en lo decadente. Es como si todo el mundo hubiera descubierto la belleza en lo abandonado y lo destruido. Yo iba a La Boca a encontrar esas superficies oxidadas hace 30 años, esas que ahora están tan de moda. La calle está mucho más insegura. Pero cada vez que salgo del estudio con mi cámara, siempre vuelvo con algo. Voy a buscar esos íconos, de los arquitectos, de los actores, de los lugares que fueron y que ya no son más. Se puede trabajar con el pasado, el presente y el futuro. Es como una ola en la que te dejás llevar por tus sentimientos. Eso es lo que te hace disparar la cámara. Ésta es una exposición de amor por Buenos Aires. Todavía salgo a ver los jacarandáes cuando florecen, las tipas. Las tormentas de noviembre en el Rosedal. Vas queriendo todas las pequeñas cosas.-¿Está desapareciendo el fotógrafo callejero?
-¿Cómo ves el futuro de la fotografía argentina?
-Nueva fotografía argentina es lo que vemos colgado ahora en todas partes. La tendencia es lo cotidiano, hay nuevas reglas. Se va produciendo una decantación. El sistema digital es un filtro muy amplio. Miles de fotos circulan por teléfonos que mueren en alguna carpeta perdida en una computadora. El uno por ciento termina en una copia. Para mí, una impresión fotográfica es una joya. Los nuevos sistemas de impresión digital nos dan la posibilidad de perdurar. Cada vez veo más y más fotógrafos. Cosas bien y mal hechas, y me alegro profudamente con esta abundancia de ideas. Después de todo, la competencia termina donde comienza la excelencia. No importa por qué vía uno lo haga. Detrás de cualquier cámara siempre tiene que haber un artista con un corazón que late, un cerebro que piensa y la decisión de disparar. El arte es un campo que da para todo. Todos tenemos nuestra oportunidad. La fotografía no es conflictiva. Te gusta o no te gusta. En este tiempo uno puede confrontar con el público y saber casi de inmediato qué es lo que le llega. La gente puede expresar libremente lo que siente con respecto a tus fotos. Miles de veces nos paramos delante de un cuadro de un gran pintor y nos preguntamos: ¿lo estaré interpretando mal? ¿Tal vez yo soy un inculto? En la fotografía eso no pasa.
-La revolución ahora es más tecnológica que artística. Existen los buenos y los malos fotógrafos. Nadie se puede quedar en el arte con una sola opinión. Las fotos de uno no sirven. Sirven las de todos. Si todos estuviéramos más unidos de lo que estamos, nos podríamos ayudar mucho más. Yo soy un fotógrafo analógico. La mayor parte de mi trabajo la hice en el siglo XX. Me gusta el foco, la buena definición. Que la máquina responda a lo que uno quiere plasmar. Uso la cámara delicadamente. Cada vez que fotografío con una cámara digital, lo hago del modo convencional. Siempre uso una Leica M5 cargada con película Tri-x de Kodak. Para mí es como un violín. Me gusta el leve sonido del disparador de la Leica. O el diseño de la Plaubel Nikkor 6×7. La Widelux, porque abarcás 180 grados de visión sin que nadie se dé cuenta. Cada una tiene su particularidad. Siento un enorme amor por las máquinas. Me gusta descubrir sus posiblidades. Es un instrumento noble. Las cámaras son mis amigas.-¿Qué sucede con la influencia de las nuevas tecnologías en el campo de la fotografía?
MEMORIA DE UNA AMISTAD ENTRAÑABLE
Manuel Mujica Lainez y Aldo Sessa trabajaron juntos en libros extraordinarios como Letra e imagen de Buenos Aires. En la cita reproducida en esta página, Manucho celebra el talento de su amigo fotógrafo.
«Si no fuese jardinero, tendría que serlo aquí, porque ésta, que en la niebla de Palermo se esfuma, es la casita de los jardineros de ese lugar. Es una casita para gnomos que inventen las plantas; para hadas que perfumen las flores; para jardineros de parques encantados: una de las casas donde uno quisiera vivir. (He observado, a medida que dibujo arabescos de letras alrededor de las fotografías.) Las fotografías de Aldo Sessa son los sueños de la realidad».
Espero que sea de vuestro interés, un post grande, para alguien muy grande.
La obra de Aldo Sessa es lo mejor que le pudo pasar al arte argentino. Tengo dos xilografías que compramos en la Galería del Este hace más de cuarenta años, que muestran el espacio infinito desde formas que permiten, si no comprender, sí suponerlo.
Y tengo el libro de Tango y el de Buenos Aires aunque muchas veces intenté regalar a extranjeros alguna edición nueva y no logré conseguirla, pese a intentarlo en distintas librerías.
Mi mayor reconocimiento por la inmensa capacidad de mostrar lo que hay que ver y pintar lo que debemos imaginar.
Espero que puedan ir reeditando las obras centrales de su producción. Tengo Fantasmas para siempre y creo que, sin dudas, es
la obra artística más importante de toda mi biblioteca. Gracias.
Hola Ariel
Soy Argentino y pienso como vos, un hombre que detrás de una cámara hizo y hace arte.
Lástima que no le den la difusión que se merece un artista como este y otros que pasan sin pena ni gloria por no ser amigos de los gobernantes de turno, quizás suene político pero no me refiero a un partido en particular, lamentablemente con cualquiera nos pasa lo mismo, a la menor crítica o desacuerdo los destierran y si son chupa medias los ponen en la televisión,
Para hablar de algo mas alegre…. me emocionó mucho cuando apareció la gigantografía en el Mercado del Plata sobre la 9 de Julio de la foto de la serie «Tango» de Sessa, me hubiera gustado que quedara para siempre.
Un saludo y gracias por participar.
Carlos
Muy buenas Ariel.
Ante todo BIENVENIDO a este humilde foro de fotografía, el cual esperamos sea el tuyo desde hoy mismo. Nos encanta recibir comentarios de amigos como VOS, aficionados o profesionales de este ARTE que nos une a todos los que aquí estamos. Muchas gracias por participar y ayudarnos a creer que DistanciaFocal merece la pena.
No tengo nada más que decir y añadir sobre el MAESTRO Aldo Sessa que no se ha dicho y escrito ya por tú parte y por la de mi Hermano Carlos, tan solo puntualizar la mejor cualidad que un fotógrafo puede tener y es la de ser BUENA PERSONA, como lo es Aldo Sessa, un fotógrafo comprometido. Todo lo demás es cartón pintado.
Quiero dejar aquí mi granito de arena con un par de vídeos del MAESTRO, para escuchar su voz, algo que me relaja profundamente, y como no, escuchar sus reflexiones sabias y pausadas, las cuales no tienen desperdicio.
Y un vídeo más, cortito éste último, en la que el MAESTRO nos enseña sus herramientas de trabajo. Me encanta cuando besa a su cámara favorita, con que Amor lo hace, y con que Sinceridad y sencillez. Un gusto.
Espero que les guste
Juan Andrés
Queridos amigos muchisimas gracias por tan linda nota sobre mi padre que acabo de leer unos anios mas tarde,nunca la habia visto.Estamos en este momento en nueva york ya que manana hay una conferencia de Aldo en ICP que luego se vera en youtube.Muchos saludos y estamos en contacto saludos Luis
Muy buenos días Luis y BIENVENIDO a este humilde foro de fotografía.
Hoy creo que estamos de fiesta, o cuando menos para un servidor es un día absolutamente maravilloso, ya que ni por asomo, ni en los mejores momentos en los cuales estuvimos armando este proyecto llamado «DistanciaFocal.com.ar» llegamos a pensar que algún MAESTRO como su padre pudiera vernos o leernos, algo que si bien no tengo la información precisa y exacta para asegurarlo, me gustaría creer que es así, y que el propio Aldo Sessa nos ha leído también.
Si el propio MAESTRO nos dejara un comentario en este foro, no se convertiría entonces hoy en un día absolutamente maravilloso, sino que sería UN REGALO difícilmente reembolsable, por no decir imposible. Soñar no cuesta nada.
Para nosotros el MAESTRO Sessa es todo un símbolo a una forma de ver la vida, de vivirla, de entender por qué y para qué estamos aquí, y sobre todo haciéndolo de una de las manera más bellas del mundo, FOTOGRAFIÁNDOLO.
No quiero robarte más tiempo Luis, simplemente darte las GRACIAS INMENSAS por tus palabras, las cuales nos ayudan a seguir intentando hacer posible esta idea de tres locos amantes de este ARTE y por supuesto también por leernos, por entrar en el foro y por dejarnos un comentario, algo te AGRADECEMOS ENORMEMENTE de la misma forma.
Lo dicho Luis, es todo un placer para quien esto escribe el contar contigo, y seguro que también lo es para mis dos Hermanos de batalla Carlos «BATMAN» y Joaquín «EL CID».
Un saludo desde Cáceres (ESPAÑA).
Comentario