La exposición más completa sobre Henri Cartier-Bresson ya puede verse en España
Ha sido informar sobre la presentación a los medios de la expo de Cartier Bresson y empezar los retuits. Es ese fotógrafo que todo el mundo conoce, que en cine podría representar a ese director taquillero, algo que ya le habría gustado a este genio de la fotografía que llegó a confiar en el séptimo arte como medio de creación y propaganda. En esta muestra podremos ver su participación en él, como también, y ésto es lo que hace interesante esta exposición, el hecho de poder ver su carrera de forma cronológica por primera vez tras su muerte hace diez años, o por segunda para aquellos que disfrutaron de ella en el Pompidou de París.
Una muestra, que podrá verse en la Fundación Mapfre de Madrid hasta septiembre, que pretende ser itinerante, después irá a Roma y más tarde a México, presentando las mismas fotografías salvo cambios de conservación por el material que hay expuesto, que confiere una totalidad de unas 300 fotografías impresas también por primera vez en papeles vintage, es decir, acordes a cada época de nos llevan a ver mejor su evolución desde unas primeras copias más pequeñas a las grandes ampliaciones de sus últimos años, más los aproximadamente 100 documentos entre revistas, periódicos, dibujos y fragmentos de películas.
Como decimos es una exposición que se disfruta cronológicamente, olvidando esa idea que apoyaba Cartier-Bresson de exponer seleccionando lugares geográficos o temáticas concretas (aquí las fotos se catalogan por temática aunque respondiendo a un orden expositivo) para hacer de esta muestra un documento único donde poder conocer al llamado «Ojo del siglo XX», desde sus primeras fotografías hasta sus últimos dibujos retomados al final de su carrera, lo cual nos ayuda también a comprender la Historia del siglo XX a través de su mirada y de ir más allá de su famoso «instante decisivo».
Henri Cartier-Bresson, el mito
Ciertamente es curioso como una persona que volcaba su pasión en otras artes como el cine y la pintura, llegase a convertirse en la figura que fue y que sigue siendo, cómo llegó a ser un absoluto maestro de instinto inigualable aún renegando sus últimos años, se comentaba que a partir de los 70 incluso no dejaba que le hicieran fotos por ese titulo que le impusieron como mejor fotógrafo de Francia (y si me permitís del mundo). ¿Acaso la desgana hace que la libertad creativa se torne en genialidad? No lo sé, es una pregunta que me hago.
Fue un fotógrafo, eso sí, muy comprometido con la sociedad, interesado en representar la realidad que le rodeaba y que pudo mostrar gracias a los viajes que le llevaron por todo el globo y, que también pueden verse en esta muestra divididos cronológicamente y que van apareciendo en los tres bloques en los cuales podríamos ir desglosando su trabajo.
La exposición de Cartier-Bresson por apartados
Un primer apartado centrado en sus años de juventud, con fotografías de su entorno más cercano y también sus estampas más entroncadas con el Surrealismo; un segundo donde se ve ese compromiso político que hizo de él un reportero humanista, que le llevó a posicionarse con las ideas comunistas y que entre otros destinos vino a España donde pudo grabar un documental en torno a los republicanos, lo que nos lleva a su faceta en el mundo del cine porque pensaba que transmitía mucho mejor que la fotografía los valores del pueblo y donde también podemos ver su colaboración con Jean Renoir; y tercero su madurez en la Agencia Magnum, que es el peso de su carrera y una de sus grandes aportaciones a la Historia de la Fotografía.
Se puede decir que Cartier-Bresson fue «de los fotógrafos más genuinamente surrealistas de su generación». Su formación en pintura, así como la relación con los artistas de la época, en concreto Bretón, hicieron de sus primeros años una búsqueda por esas nuevas formas de la vanguardia interesado por ciertos estereotipos que podemos ver en la exposición y que aluden a cuerpos deformes u objetos que nos conducen al Surrealismo. En una vitrina podemos ver uno de sus primeros álbumes de fotografías montadas en un cuaderno en espiral además de revistas de sus referentes en esos primeros años como Moholy-Nagy, Eugene Atget con «La revolución surrealista» o «Honn and Horn» de Harry Crosby.
Más tarde y compartiendo ideas comunistas con los surrealistas, se involucra en esa lucha por «cambiar la vida» empezando a trabajar a su regreso a París en 1936 para la prensa comunista. Podemos ver los reportajes publicados en revistas como Regards, imágenes de gente en la calle como en la Coronación de Jorge VI en Inglaterra y otras manifestaciones que le llevaron a ser ese reportero humanista del que hablábamos.
Su etapa ligada al cine, al cual llega en México en uno de sus viajes, hace que piense en este medio como un modo de llegar a la sociedad de un modo más cercano y eficaz que la fotografía. En Estados Unidos aprende a manejar una cámara de cine y se codea con el círculo de Paul Strand bajo ideas soviéticas tanto en cuestiones políticas como en estética, para a su regreso a París, intentar ser asistente de directores como Pabst y Luis Buñuel, que sin éxito hizo que terminase colaborando con Jean Renoir.
En la muestra hay varios fragmentos de las tres películas donde participó con el cineasta francés, no sólo como asistente sino también como figurante, así como otros trabajos como el documental «Victoria de la vida» de 1938. Así mismo se da a conocer su etapa de reclutamiento en la «División de cine y fotografía» y cuando estuvo preso en Alemania.
Cerca de 1950, concretamente en 1947, es cuando Cartier-Bresson inaugura su primera gran retrospectiva en el MOMA de Nueva York y a su vez cuando funda junto a Capa, Seymour, George Rodger y William Vandivert la agencia Magnum, incrementando sus viajes por el mundo y trabajando para las grandes revistas internacionales. Son los años en los cuales encontramos reportajes para Life, como el de la cremación de Ghandi firmado junto a Margaret Bourke-White y que ya pudimos ver en la muestra de la Fundación Canal. También podemos ver retratos desde un jovencísimo Truman Capote a Matisse o al escultor Giacometti andando apresurado bajo la lluvia. Muy interesantes todos ellos, por cierto.
Se ofrecen también sus trabajos de índole personal bajo la temática de «Antropología social», como él vino a denominar «una combinación de reportaje, filosofía y análisis (social, psicológico y de otras índoles)», que nos conducen al estudio de la sociedad de consumo y otras cuestiones con trabajos visualmente más complejos y muy atractivos al mismo tiempo.
Finaliza la exposición con sus últimos años más dedicado al dibujo, teniendo su cámara Leica siempre a mano, pero más centrado en la organización de su archivo, la venta de revelados, la exposición y la realización de libros. Es aquí donde podemos ver bocetos suyos, así como otras fotografías muy distintas al imaginario que conservamos de su carrera.
En resumen
Lógicamente por la relevancia que tiene es una exposición para no perderse, para conocer su trabajo ampliamente, para ver el genio que llevaba dentro que le convirtió en una leyenda viva de la fotografía y comprobar por uno mismo cómo hay mucho más que instinto decisivo, aunque se expone una copia de su mítica fotografía «Tras la Estación de St. Lazare» y otras imágenes donde vemos esa premisa, además de ese instinto que tenía para componer y buscar las mejores instantáneas allí donde sus pasos y la actualidad le llevaban.
Podéis encontrar toda la información en el minisite de la Fundación Mapfre . Hasta el 7 de septiembre en Mapfre Recoletos, Madrid. Os dejo a continuación el enlce directo de la Exposición (http://www.
Un saludo.
Fuente: http://www.xatakafoto.com/fotografos