Durante la Guerra Civil española, fotógrafos civiles e independientes aplicaron en el campo de batalla las técnicas, los encuadres y las teorías que postulaban las vanguardias artísticas y contribuyeron en buena medida a la consolidación del fotoperiodismo. En un momento en que las revistas gráficas estaban en auge en Europa y América, el conflicto español atrajo a un nutrido colectivo de fotorreporteros extranjeros, quienes, provistos de cámaras manejables como las Leica, Contax o Rolleiflex, supieron captar con un estilo dinámico y emotivo la ferocidad de los combates en primera línea y las tensiones de la vida en la retaguardia. La mayoría eran abiertamente antifascistas y acudían a España no sólo a cubrir la conflagración armada entre los defensores de las libertades y el fascismo -preludio de la Segunda Guerra Mundial- sino también con un claro fin propagandístico: el de contribuir con su trabajo a modificar la política de no-intervención de los gobiernos británico y francés que, frente al abierto apoyo de Benito Mussolini y Adolf Hitler a la rebelión del general Francisco Franco, dejaba desprotegida a la joven República española.

Implicados, en mayor o menor grado, con la ideología comunista, Gerda Taro (en realidad, Gerta Pohorylle), Robert Capa (Endre Ernö Friedmann) y David Seymour (David Szymin, llamado «Chim») eran partidarios de la causa republicana. De origen judío, los tres -una alemana, un Húngaro y un polaco- se sabían refugiado en París huyendo del antisemitismo nazi. Allí se conocieron, y Capa y Taro iniciaron una relación sentimental. Exiliados, sin más recursos que su propio ingenio, los tres habían elegido la fotografía y el periodismo gráfico como una forma de ganarse la vida.

En 1936, la sublevación de Franco sorprendió a David Seymour en Barcelona, adonde se sabía desplazado como enviado de la revista Regards -publicación perteneciente a la órbita cultural de los comunistas franceses- para fotografiar las Olimpiadas Populares, réplica antifascista de los Juegos Olímpicos de Berlín. «Chim» documentó el fracaso de la rebelión militar, el saqueo de iglesias, los juicios a los amotinados y la vida cotidiana en la capital catalana. Más adelante, el fotógrafo estuvo también en Zaragoza, en Irún, en Madrid y en Bilbao.

Sus amigos Robert Capa y Gerda Taro llegaron juntos en los primeros días de agosto a España. De Barcelona partieron junto a otros reporteros a los frentes de Huesca, Córdoba y Madrid. Las imágenes que tomaron aparecieron publicadas en Vu y Regards bajo la marca común de Capa. En 1937, la pareja volvió para fotografiar las trincheras de la Ciudad Universitaria de Madrid, y viajó a Almería, castigada por los bombardeos fascistas. intentando hacerse con un nombre propio, Gerda había empezado en primavera a utilizar una Leica y a distinguir su trabajo bajo la marca Photo Taro. En los primeros días de julio, mientras Capa estaba en París y Life publicaba su célebre foto de la muerte de un miliciano tomada el año anterior, Taro cubrió la ofensiva republicana de Brunete. La aparición de sus fotos en Ce Soir y en Regards supuso su consagración. Pero su fama fue trágicamente breve: durante la retirada republicana de Brunete, un tanque fuera de control truncó su carrera y su vida el día en que cumplía 27 años.

Pese al dolor, Robert Capa aún regresó a España para captar la batalla de Teruel (enero de 1938), la retirada de las Brigadas internacionales (octubre de 1938) y la última ofensiva republicana (noviembre de 1938) en el frente del Ebro. Publicadas por la revista Picture Post, las fotografías tomadas en el Ebro sirvieron para que esta publicación británica lo aclamara como «el mejor fotógrafo del mundo» Pasó las Navidades en Barcelona, donde retrató el efecto de los bombardeos sobre la población y, a partir de enero, a los miles de refugiados que, en carretas, mulas o a pie, viajaban hacia Francia camino del exilio, así como su reclusión en los campos franceses.

Por su parte, Seymour cubrió la ofensiva republicana en Oviedo en febrero de 1937, la defensa de Menorca y los primeros momentos de la batalla del Ebro en 1938. Ese mismo año coincidiría con Capa en la despedida que el gobierno republicano brindó en Barcelona a las Brigadas internacionales, y, como su amigo, también captó los bombardeos y la llegada masiva de refugiados a la frontera francesa. El viaje en el buque Sinaia que conducía a 1.000 republicanos al exilio en México, fue el último reportaje que «Chim» dedicó al trágico conflicto.

Calificado como el «Capa catalán» Agustí Centelles es sin duda el fotorreportero español más conocido de cuantos cubrieron la Guerra Civil. Equipado con una Leica, fotografió los combates del 19 de julio en las calles de Barcelona y partió al frente de Aragón con las primeras columnas de voluntarios. Movilizado en 1937, fue testigo presencial de las batallas de Teruel y Belchite, y recogió también escenas de la vida en retaguardia. Sus instantáneas tuvieron gran difusión en la prensa republicana e internacional. En 1939, tras atravesar la Frontera Francesa con 4.000 negativos, Centelles pudo, merced a una acreditación de prensa, reproducir las duras condiciones de vida de sus compañeros de exilio en el campo de internamiento de Bram.

Tras la estela de Centelles queda el trabajo de muchos otros profesionales que documentaron la guerra desde uno u otro bando. En territorio republicano destacan José Fernandéz Aguayo, el tándem Segovia y Albero, Alfonso Sánchez Portela, los hermanos Brangulí y Mayo, Antoni Campañá, Pere Català Pic, Hans Guttman (Juan Guzmán), José María Pérez Molinos, Andreu Puig, Josep Maria Sagarra, Martín Santos Yubero y Pau Luís Torrents, entre otros. En el otro bando, los más conocidos fueron Nicolás Ardanaz, Jalón Ángel (Ángel H. García de Jalón Hueto), el duo Contreras y Vilaseca, Pascual Martín, Juan José Serrano y José Demaría Vázquez “Campúa”.

Sin seguir un orden estrictamente cronológico, este libro propone un recorrido fotográfico por el conflicto que sacudió España durante casi tres años, desde las elecciones de febrero de 1936 hasta el éxodo de los republicanos españoles hacia Francia, deteniéndose en los primeros momentos después del alzamiento, llenos de idealismo, y en las posteriores escenas del frente y de la retaguardia y, por último, en los efectos de la contienda y el rastro de dolor que la guerra dejó a su paso.

Espectadores de una procesión de Seman Santa en la ciudad de Sevilla – Robert Capa, 1935

Cola de votantes en Barcelona – Agustí Centelles, 1936

Mujer escuchando un mitin en Extremadura – David Saymour, 1936

Guardias de asalto en Barcelona – Agustí Centelles, 1936

Milicianos en una iglesia saqueada en Barcelona – David Seymour, 1936

Miliciano y miliciana en Barcelona – Robert Capa, 1936

Niño miliciano en Barcelona – Robert Capa, 1936

La Columna Thaelman en Barcelona – David Seymour, 1936

Charla miliciana ne Barcelona – Gerda Taro, 1936

Instrucción militar en Barcelona – Gerda Taro, 1936

Homenaje a los brigadistas en Montblanc – Robert Capa, 1938

Muerte de un miliciano. Cerro Muriano en Córdoba – Robert Capa, 1936

Puesto de vigilancia en Teruel – Robert Capa, 1938

Ballata del Ebro. Frente del Ebro en Cataluña – David Seymour, 1938

El miliciano y la perdiz en el frente de Aragón – Gerda Taro, 1936

Miliciano al combate en el frente de Aragón – Agustí Centelles, 1937

Interior de un refugio antiaéreo en Menorca – David Seymour, 1938

Refugiados de Málaga en Almería – Robert Capa, 1937

Víctimas de un ataque aéreo en Valencia – Gerda Taro, 1937

Aviso de bombardero en Barcelona – Robert Capa, 1939

Juegos de niños en Barcelona – Agustí Centelles, 1937

Víctima de bombardero en Lérida – Agustí Centelles, 1937

Niña refugiada en Barcelona – Robert Capa, 1939

 

Robert Capa

(1913-1954)

El mejor fotógrafo de guerra del mundo inició su carrera tras abandonar su Hungría natal y capturar en una instantánea a un gesticulante Leon Trotski. Endre Ernö Friedmann -su verdadero nombre- presentó sus trabajos en París bajo la identidad de un rico -y ficticio- norteamericano llamado Robert Capa. Aunque se descubrió el engaño, se quedó con el nombre y fue contratado por la revista Vu para cubrir la Guerra Civil española, donde se empezó a fraguar su fama. Life lo contrató para seguir a las tropas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial en el Norte de África y Europa. Su consagración llegó con las fotografías que tomó desembarcando con los aliados el «Día D» en Normandía. Miembro fundador de la agencia Magnum, murió al estallarle una mina en la guerra de Indochina.

 

 

Davis Seymour

(1911-1956)

Chim -apelativo por el que le conocían sus amigos- Seymour nació en Varsovia. A los 18 años se trasladó a Lepzig para estudiar artes gráficas y fotografía. Tras trabar amistad con Robert Capa, cubrió como éste la guerra civil española. Poco después, huyendo del nazismo, se estableció en Estados Unidos y viajó con las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial La UNICEF le encargó que documentara los efectos de la contienda sobre los niños. Con ese fin recorrió Italia, Hungría, Polonia, Alemania, Checoslovaquia y Grecia durante un decenio y publicó Children of Europe. Fue uno de los fundadores de la agencia Magnum, que presidió en 1954-1956, y colaborador de Vu, Life, Regards y Ce Soir, entre otras revistas. Halló la muerte cubriendo la guerra de Suez.

 

 

Agustí Centelles

(1909-1985)

Nacido en Valencia, se educó e inició su carrera como fotoperiodista en Barcelona. Tras adquirir una cámara Leica y establecerse por su cuenta, trabajó para la mayoría de rotativos barceloneses. Al estallar la Guerra Civil cubrió los sucesos del 18 de julio en Barcelona, acompañó a las milicias populares a Aragón y registró imágenes de los combates en casi todos los frentes. Exiliado en Francia, colaboró con la Resistencia y puso a salvo de los fascistas más de 4.000 negativos sobre la Guerra Civil. En 1944 regresó a España, donde residió clandestinamente durante dos años. Tras entregarse a las autoridades franquistas, fue juzgado e inhabilitado para ejercer el periodismo gráfico. Se dedicó, entonces, a la fotografía industrial. En 1976 recuperó los negativos que ocultó en Francia. En 1984 recibió el Premio Nacional de Fotografía.

 

 

Gerda Taro

(1910-1937)

Más conocida por su sobrenombre de Gerda Taro, Gerta Pohorylle nació en Sttutgart (Alemania) en el seno de una familia de judios polacos. Vinculada desde joven a los movimientos obreros, huyó a París tras la ascensión al poder de Hitler. En la capital francesa conoció a Endre Ernó Friedmann, un joven fotorreportero húngaro que la introdujo en la fotografía. Junto a él participó en la invención del personaje ficticio Robert Capa y registró los combates y los acontecimientos de la Guerra Civil española. Aunque su trabajo en el frente se confunde con el de Capa y el de David Seymour, sus fotografías más conocidas -publicadas en las revistas Regards o Vu corresponden a la batalla de Brunete, en la que la joven fotógrafa murió accidentalmente aplastada por un carro de combate.

Maestros de la Fotografía es una obra original de Estudi Cases, Buenos Aires (Argentina) ©2008 Estudi Cases. Todos los derechos reservados. ISBN 978-84-9899-099-7 (obra completa); 978-84-9899-109-3 (de este libro). Depósito legal TO-0012-2009. Impreso en la UE. Idea original Joan Ricart. Coordinación Mar Valls. Redacción Vicente Ponce, Joan Soriano. Diseño Susana Ribot. Maquetación Clara Miralles.