A lo largo de cuatro décadas, España vivió a la sombra del Generalísimo Franco. Pese a su esperpéntica retórica y sus trasnochados rituales Heredados del fascismo, el ”Caudillo por la gracia de Dios”; bien arropado por las jerarquías del clero y las finanzas, había logrado mantenerse como epicentro de la dictadura desde 1939. Sin embargo, bastó que, un 20 de noviembre de 1975, la muerte lo mostrase terrenal y perecedero, para que toda la presión acumulada durante cuarenta años hiciese estremecer al vetusto régimen. Un Consejo de Regencia asumió, de forma transitoria, las funciones de la Jefatura del Estado tras el fallecimiento del dictador. Dos días después, el 22 de noviembre, ante las Cortes y el Consejo del Reino, Juan Carlos I de Borbón fue proclamado rey de España.

El flamante monarca confirmó en su cargo a Arias Navarro, el presidente del Gobierno del antiguo régimen, pero las calles, animadas centralmente por obreros y estudiantes, amenazaban con encresparse. Las reivindicaciones acumuladas eran muchas y el recurso del bastonazo se volvía contraproducente. Los herederos del viejo orden entendieron que más valía abrir ciertas válvulas de escape, de modo que la introducción de reformas políticas se volvió una necesidad imparable. Arias Navarro presentó su renuncia y fue relevado en la presidencia de Gobierno por Adolfo Suárez, quien, pese a haber vestido la camisa azul de la falange, decidió entablar conversaciones con los principales líderes de los diferentes partidos políticos y fuerzas sociales.

Casi toda la izquierda -excepto sectores mínimos que preconizaban la hora de la revolución-acordó estructurar un arco democrático de fuerzas políticas con vistas a la celebración de elecciones. Hasta los más conspicuos republicanos aceptaron ser gobernados por la monarquía que el propio Franco organizó para regir España después de su muerte. Y la fórmula funcionó. Fue elaborada la Ley de la Reforma Política que, en medio de fuertes tensiones, terminó siendo aprobada por las Cortes y, el 15 de diciembre de 1976, por referéndum. En abril de 1977, Adolfo Suárez dio un paso decisivo: puso la firma a la legalización del Partido Comunista. Dos meses más tarde, el 15 de junio, se celebraron elecciones democráticas, las primeras celebradas en España desde la Guerra Civil. En los comicios, vividos con júbilo por la mayoría de los españoles, la UCD (Unión de Centro Democrático), presidida por Suárez, fue la fuerza más votada, aunque no obtuvo la mayoría absoluta. En su seno se cobijaron franquistas de rancia estirpe, más o menos encubiertos, así como también elementos más liberales, partidarios de una modernización de la sociedad española. Cuando, el 6 de diciembre de 1978, a través de un nuevo refréndum, fue aprobada la Constitución Españoía, bajo el reinado de Juan Carlos ,España se convirtió en una monarquía parlamentaria, constitucional, al mejor estilo europeo. Pero no todos estaban contentos con los nuevos tiempos. El 23 de febrero de 1981, durante la votación para reemplazar al dimitente Suárez por Leopoldo Calvo Sotelo, una troupe de tricornios armados irrumpió a gritos en el Congreso de los Diputados. La máquina de Manuel Barriopedro, fotógrafo de la agencia EFE, se encargó de que quedase registrado el exabrupto histórico en una instantánea que mereció el premio Foto del Año 1981, otorgado por la World Press Foto. Finalmente el «23-F» fracasó y, en el imaginario popular, la intervención del Rey por la pequeña pantalla -todo un signo de los nuevos tiempos- quedó como el reaseguro de la continuidad democrática.

En pocos años, España pasó a ser un país moderno, con una economía de mercado, un sistema autonómico, pregonera de los derechos humanos y las libertades públicas, hasta el punto de ventilar públicamente ancestrales tabúes acerca del sexo y la religión. El «destape» escandalizó a los puritanos, pero lo cierto es que tentó a todos, y la Movida Madrileña puso color y sonido al cambio sociopolítico. Desde los medios de comunicación, que desbordaron los quioscos, muchos reporteros gráficos demostraron que Espña ya no era different: Paco Elvira, Marisa Flórez, CHema Conesa, Raúl Cancio y Pepe Encinas son sólo algunos de sus nombres.

Los 70 fueron años determinantes para el futuro de la fotografía en España. Junto a la recuperación experimentada por el fotoperiodismo, la rupturista Nueva Lente, revista nacida en 1971, fue plataforma de los trabajos más vanguardistas. Su enfoque creativo de origen conceptual rehuía la realidad, y empleaba la manipulación de la foto y de su soporte. Frente a esta visión, se desarrolló una corriente documental que se afianzará en los años 80, en la que destacan Cristina García Rodero y Koldo Chamorro, que entronca con el estilo de los fotógrafos de la revista AFAL (1956-1963).

Entre los grandes fotógrafos de la Transición sobresale el versátil y experimental Alberto Schommer, representante más conocido de un nuevo retratismo, teatral e interpretativo, que optó por impactantes puestas en escena descriptivas del personaje. El fotógrafo vasco publicó sus retratos en ABC , y en El País, pieza clave en el afianzamiento de la Transición. La fina ironía de las series Dulce violencia y Tierra fermentada, de 1976, lo confirmó en el nuevo panorama de la fotografía española. Ese mismo año, el argentino Carlos Bosch trajo de su país -que acababa de entrar en una atroz dictadura- la capacidad de denuncia y, a la vez, la agilidad propia de la experiencia publicitaria. Desde las páginas de Interviú, otro medio dinamizador de la Transición, cubrió temas de actualidad como la intoxicación por aceite de colza adulterado de 20.000 españoles en 1981. Por su parte, el catalán Manel Armengol vivió intensamente la hora del cambio, corriendo junto a los manifestantes en las Ramblas de Barcelona. Sus imágenes de la represión policial fueron publicadas en Poris-Match, Newsweek, Time, Stern y otros prestigiosos medios. Armengol contribuyó, como Bosch, a la visibilidad de la España marginal y de la vida en los barrios. La madrileña Ouka Leele saltó a la fama con su serie Peluquería (1979), donde fusionaba pintura y fotografía, coloreando los positivos en blanco y negro con acuarela. Sus audacias plásticas ya son arte y parte de la Movida Madrileña. Multifacética, dedicada a la pintura, la poesía, el diseño y la escenografía, sus fotografías no podían faltar en un libro dedicado a los años de la Transición.

Bajo la pintada de «Arriba España», un hombre duerme en un carro junto a la Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid by Manuel Barriopedro, 1979
Máscara de Franco by Alberto Schommer, 1978
Destrucción de la máscara de Franco by Alberto Schommer, 1978
Paracuellos, Madrid by Carlos Bosch, 1977
Monseñor Tarancón by Alberto Schommer, 1981
El Rey Jun Carlos I by Carlos Bosch
El Presidente by Alberto Schommer, 1977
Emigrante o Inmigrante, Barcelona by Manel Armengol, 1978
Elecciones del 15 de Junio by Carlos Bosch, 1977
Ropa tendida en el barrio del Carmelo, Barcelona by Manel Armengol, 1976
Nocturno Industrial, Sant Adrià del Besòs by Manel Armengol, 1978
Jubilado en un patio de viviendas, Madrid by Manel Armengol, 1977
Hambre, Barcelona by Carlos Bosch, 1977
Víctimas de la Colza, León by Carlos Bosch, 1981
Manifestación por las libertades, Barcelona by Manel Armengol, 1976
Jerezano, Cádiz by Manel Armengol, 1979
Festival Canet Rock, Canet de Mar, Barcelona by Carlos Bosch, 1976
Semana Santa, Vitoria by Manel Armengol, 1977
El «Destape», Barcelona by Manel Armengol, 1976
Máquinas de afeitar by Ouka Leele, 1979
El beso by Ouka Leele, 1980

 

Alberto Schommer

(1928)

Aunque nacido en Vitoria, Schommer, de padre alemán y madre española, estudió fotografía en Hamburgo y, más tarde, en París, a la vez que se dedicaba a la pintura. En 1965 se trasladó a Madrid, donde realizó cine y fotografía de moda y publicitaria. Pronto comenzó a colaborar en prensa: en 1972 publicó una serie de retratos en ABC y en 1976 comenzó a colaborar en El País. En esos años descubre la «cascografía»-trabajando el papel fotográfico con diferentes técnicas-, publica su célebre libro Los retratos psicológicos (1975), y exhibe en Madrid sus series La Dulce Violencia y Tierra Fermentada (1976). En 1978 expone en Tokyo y Osaka, y en 1991 en el Centro Reina Sofía de Madrid. En 1996, es nombrado Académico de Número por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

 

Carlos Bosch

(1945)

Nacido en Buenos Aires (Argentina), donde se licenció en Sociología, se exilió en España en 1976.Tras trabajar en publicidad y moda, se dedicó al fotoperiodismo, colaborando en Interviú, Semana, El Periódico, Diario de Borcelona, El País y otros medios de prensa. En 1986 se trasladó a Luxemburgo. Entre 1989 y 1997 se dedicó a restaurar una antigua granja, a la vez que se inició en la pintura y el grabado y colaboró con las agencias fotográficas Photonica, de Estados Unidos, y Vu, de Francia. Ha realizado numerosas exposiciones individuales en diversos países europeos y latinoamericanos. En 2007, publicó el libro La tronsició vista per Carlos Bosch. Entre otros galardones, recibió el Grand Prix de la Bienal de Sáo Paulo, Brasil (1969), y el Golden Eye del World Photo Contest de Holanda.

 

Ouka Leele

(1957)

Nacida en Madrid, pronto nació en ella la pasión por el dibujo, la pintura y el arte. En 1976 entró en la escuela de fotografía Photocentro, donde tomó contacto con las nuevas tendencias artísticas. En 1979 realizó su famosa serie Peluquería, en la cual fusionó pintura y fotografía, coloreando los positivos. En 1981 colaboró con Pedro Almodóvar en la película Laberinto de pasiones diseñando varios sombreros. Cuatro años después, expuso en la Bienal de Sáo Paulo. En 2003, su libro El cantar de los cantares del Rey Solomón le valió el Premio Nacional de Bibliofilia. En 2005 recibió el Premio Nacional de Fotografía, concedido por el Ministerio de Cultura español. En 2007 expuso en el Museo del Prado. Al año siguiente presentó “Ouka Leele Inédita”; una retrospectiva de su obra.

 

Manel Armengol

(1949)

Nacido en Badalona (Barcelona), en 1971 se inició en el periodismo en diversos medios de la Ciudad Condal. Tras participar activamente con temáticas de denuncia social en revistas como Primero Plano, Der Spiegel, Stern, Newsweek, Nouvel Observateur y Paris-Match, en 1977-1978 fue corresponsal de Interviú en Estados Unidos. En 1979 realizó un extenso reportaje gráfico sobre China. Tras sufrir un accidente que le impedía continuar con el reportaje de acción, dedicó su actividad fotográfica al estudio de las luces y los espacios. Sus fotos nocturnas de la azotea del edificio de La Pedrera de Barcelona han sido expuestas en varios países. Tras un viaje a Islandia, en 2004, se consagró a la fotografía de paisajes en blanco y negro. En 2006 inicio un periodo de experimentación con minerales cristalizados.

Maestros de la Fotografía es una obra original de Estudi Cases, Buenos Aires (Argentina) ©2008 Estudi Cases. Todos los derechos reservados. ISBN 978-84-9899-099-7 (obra completa); 978-84-9899-109-3 (de este libro). Depósito legal TO-0012-2009. Impreso en la UE. Idea original Joan Ricart. Coordinación Mar Valls. Redacción Vicente Ponce, Joan Soriano. Diseño Susana Ribot. Maquetación Clara Miralles.

PD: Deciros que en esta ocasión, al igual que en el volumen anterior «El Mundo de Entreguerras«, hay una fotografía de «Carlos Bosch», correspondiente al casco antiguo de Barcelona, España, realizada en el año 1977, que no he sido tampoco capaz de conseguir, y al ser igualmente una fotografía a doble página en este número de la colección, he decidido no escanearla, por ser imposible reproducirla más tarde con todo su contenido. Os pido nuevamente mil disculpas.