Una de las normas y costumbres de DistanciaFocal es contestar a todos y cada uno de los comentarios que aparecen publicados en este blog de fotografía, y al mismo tiempo el responder a las preguntas que en ellos nos hacen.

Normalmente suele ser en el mismo comentario, pero en este caso, a nuestro querido amigo Federico, vamos a responderle con algo más especial. Vamos a hacerlo con la creación de una entrada específica a su pregunta y reflexión.

Creo que no podía ser de otra forma, ya que su pregunta es realmente interesante y creo firmemente que pensada y meditada, a la cual había que dar una contestación acorde a la misma.

La pregunta, relacionada con la fotografía “Izando la bandera de Iwo Jima” del fotógrafo estadounidense JOSE ROSENTHAL, era ésta:

Federico el 29 marzo, 2018 a las 1:30 PM

Las fotos que andan por el mundo son mas verticales, por ejemplo la foto que tiene Joe Rosenthal en la mano, y sin embargo, el negativo original, el que muestra el jefe bibliotecario Charles Zoeller es mas horizontal, hay como mas imagen lateral, puede ser que se hiciese una copia del negativo, eliminando laterales, para darle mas fuerza a esa imagen??? y si así se hizo, donde esta??.

Marines de EE.UU. del 28 Regimiento de la 5ª División izan la bandera americana en la cima del monte Suribachi, Iwo Jima, el 23 de febrero de 1945 – by Joe Rosenthal

 

Vamos entonces a desmenuzar la pregunta.

Las fotos que andan por el mundo son mas verticales, por ejemplo la foto que tiene Joe Rosenthal en la mano”.

Joe Rosenthal

 

Efectivamente la gran mayoría de las reproducciones y copias que andan circulando por el mundo de dicha foto son en formato VERTICAL más que en formato HORIZONTAL, y la respuesta la ha dado muy bien nuestro amigo Federico a modo de pregunta para darle mas fuerza a esa imagen???”.

Esa fue la idea, pero más si cabe, para darle mucho más valor, más importancia a la propia Bandera Estadounidense, haciendo que la misma cobre un protagonismo tremendo en la toma. Esto es algo que se puede ver, que se constata perfectamente con los monumentos que se han hecho de dicho momento. En todos los cuales se realza mucho más la valentía y esfuerzo de los soldados que combatieron allí, simbolizando con ello el triunfo y la victoria.

www.worldwar2facts.org

 

“y sin embargo, el negativo original, el que muestra el jefe bibliotecario Charles Zoeller es mas horizontal, hay como mas imagen lateral, puede ser que se hiciese una copia del negativo, eliminando laterales”.

Negativo Original de la foto de Joe Rosenthal

 

No puedo estar más de acuerdo don Federico en su afirmación, pero tengo que puntualizar que está muy acertadamente vista en cuanto a la reducción de la zona izquierda de la foto donde efectivamente se ve, o por lo menos se aprecia que hay más zona capturada, no así en la zona derecha de la fotografía, donde se puede apreciar perfectamente que la reducción es mínima.

Seguramente todo ello fue como consecuencia de recortar la imagen, sin perder proporcionalidad alguna claro, para reducir todo ese espacio de cielo que figuraba por encima de la bandera estadounidense.

 

“y si así se hizo, donde esta??”.

Esta respuesta, creo que es la única que no estoy en condiciones de poder responderte, ya que no tengo ni la menor idea de si eso se hizo, y si efectivamente se llevó a cabo, en qué lugar se encuentra dicha copia del negativo original.

Pero para los amantes de este arte vamos a dar algunas pinceladas más sobre esta icónica fotografía, esperando de este modo, aclarar algunas dudas, intrigas, preguntas, suposiciones o curiosidades sobre la misma.
 
 

Más de 70 años después de la realización de esta fotografía, el Cuerpo de Marines Estadounidense reveló la verdadera historia que está detrás de la foto de Iwo Jima

 
 
Se trata de la foto más representativa de la participación del ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. La imagen de Joe Rosenthal que recorrió el mundo entero y que ganó un Premio Pulitzer. Es el momento en que seis marines de los Estados Unidos izan la bandera estadounidense en el Monte Suribachi, en Iwo Jima, una de las mayores batallas contra Japón.

En la icónica imagen en la que se ven a seis miembros de la Armada de los Estados Unidos, se identificó por error a uno de los protagonistas. Esa división reconoció el error histórico y dio la razón a investigadores privados que llevaron adelante una pericia inédita.

Durante más de 70 años se creyó que el miembro de la enfermería John Bradley había sido uno de los que levantaron el estandarte en el Monte Suribachi. Sin embargo, después de analizar toda una amplia documentación, finalmente se llegó a la conclusión que quien subió hasta ese lugar fue el soldado de primera clase Harold Schultz.

Harold Schultz. Su nombre reemplazará el de John Bradley como uno de los seis marines que protagonizaron el izamiento de la bandera estadounidense en el Monte Suribachi, en Iwo Jima, Japón

 

Durante toda su vida, este soldado sólo mencionó una vez el propio Shultz que había formado parte de esa fotografía histórica. Fue durante una cena a comienzos de los años 90, cuando se encontraba reunido con toda su familia y mencionó brevemente ese momento cuando hablaba sobre esa sangrienta batalla en Iwo Jima.

El hombre, que dedicó el resto de su vida a trabajar en el correo oficial, murió a los 70 años en 1995 nunca reconoció públicamente haber sido él protagonista de esa jornada inmortalizada por Rosenthal.

Su esposa estaba distraída en ese momento, y fue precisamente entonces cuando Shultz comentó tímidamente: «Yo fui uno de los que izaron la bandera«. Su hijastra Dezreen MacDowell le contestó: «¡Dios mío, Harold, eres un héroe!«. La respuesta del hombre fue simple: «No, era marine«.

Shultz era una persona muy humilde, una persona sencilla del centro del país, se encontraba ya bastante enfermo y falleció tres años más tarde.

El comandante del Cuerpo de Marines, el General Robert B. Neller, ordenó una investigación a generales que estaban ya retirados, para que determinasen las controversias que hubo en torno a ese concretodía 25 de febrero de 1945. Al cabo de seis días después llegó la conclusión, la historia había descartado de forma injusta y por descuido al soldado Shultz.

James Bradley, hijo del «falso protagonista» de la fotografía, escribió en el año 2000 el libro Flags of Our Fathers (Banderas de nuestros padres), un libro que permaneció durante casi un año entero como Best Seller en todo los Estados Unidos.

 

Incluso, El actor y Director de cine Clint Eastwood basó una de sus fantásticas películas en ese material.

 

El propio James Bradley , reconoció en ese año 2000 que ya no creía que su padre fuera uno de los hombres que izaron la bandera de su país en ese momento, sino que sí estuvo en una escena previa, en la que también se había izado otra bandera estadounidense.

Todo esto efectivamente era cierto. La secuencia del izado de la bandera se repitió, y fue entonces cuando Rosenthal tomó la icónica imagen la segunda vez. El propio Rosenthal dijo:

“Cuando supe que ya se había izado una bandera antes, estuve a punto de no subir a la cima”

 

Sin embargo, como todos sabemos, al final lo hizo.

«Por el rabillo del ojo… vi a los soldados preparándose para emplazar la bandera. Levanté la cámara y retrate la imagen«, escribió en la revista Collier.

 

Luego envió la conocida fotografía a la agencia Associated Press, que en el año 1944 había enviado precisamente a Rosenthal a cubrir los campos de batalla.

«Millones de estadounidenses vieron esta foto cinco o seis días antes que yo, y cuando escuché hablar de ella, no tenía idea a qué foto se referían«, dijo más tarde, cuando le preguntaron sobre el impacto que había tenido su fotografía.

 

Se cree que por la foto -considerada la más famosa de la Segunda Guerra- sólo obtuvo unos 10.000 dólares, a lo que el propio Rosenthal contesto en una entrevista en el año 1995:

 «Y estaba satisfecho de haber conseguido eso«.

«Cada tanto alguien me toma el pelo diciéndome que podría haberme hecho rico. Pero estoy vivo. Muchos de los hombres que estuvieron allí no. Y muchos, resultaron gravemente heridos. Yo no, por eso no siento que nadie me deba nada».

 

Por este motivo, Rosenthal había sido acusado injustamente de haber montado la fotografía con pose incluida, imagen que finalmente estaría en la portada de todos los principales diarios del mundo.

 

A los pocos días de la batalla de Iwo Jima, el soldado Schultz cayó enfermo. Fue trasladado y con el tiempo fue dado de baja del Cuerpo de Marines. Regresó a su país y el Gobierno Estadounidense lo ayudó a encontrar un trabajo en un centro del correo postal de su país.

Este hombre se mantuvo soltero hasta los 60 años, cuando contrajo matrimonio se casó con la madre de MacDowell, (su hijastra), que es la que comentó todo y con la que compartió durante décadas el mismo hall de entrada a su humilde casa, no hablando casi nunca de su participación en la Segunda Guerra Mundial.

El general Neller se puso en contacto con MacDowell para informarle a la conclusión a la que el equipo de investigadores había llegado. «Estoy contenta de que haya tenido su reconocimiento, pero me hubiera gustado que fuera cuando estaba vivo«, indicó la mujer en diálogo con The New York Times.

El general Neller señaló: «Nuestro espíritu de lucha está capturado en esa imagen y es un símbolo del tremendo compromiso de nuestro cuerpo, lo que hicieron juntos y lo que ellos representaron es lo más importante. Eso no cambia«.

El general Neller anunció además, que en cada monumento donde figuren los nombres de los seis héroes, se corregirá el error histórico. Ya no dirá John Bradley, sino Harold Shultz, el hombre que mantuvo el secreto hasta poco antes de morir.

 
 

Otro dato curioso que envuelve a la historia de esta fotografía de la toma de Iwo Jima, es la maldición que pesa sobre ella.

 
 
Tras la fotografía más famosa de la Segunda Guerra Mundial, foto tomada como ya sabemos todos por el periodista gráfico norteamericano Joe Rosenthal (1911-2006) en la toma de la isla de Iwo Jima el día 23 de marzo de 1945, y en la que se ve a unos seis marines izando la bandera de barras y estrellas en la cima del monte Suribachi, comenzaría una especie de maldición para todos aquellos protagonistas de aquella escena.

Posiblemente todo el mundo conoce o ha visto alguna vez ésta fotografía, convertida en un icono del patriotismo estadounidense. De hecho, algunas de las instantáneas que se tomaron durante las operaciones de rescate entre los escombros de las Torres Gemelas, tras el terrible atentado del 11 de septiembre de 2001, en las que se podían ver la enseña de barras y estrellas izada sobre los cascotes, trataban de recordar a aquella otra imagen tomada en 1945…

Aunque ahora son los bomberos los que representaban el heroico protagonismo que en aquella otra ocasión tuvieron los marines. Aquellos soldados quedarían inmortalizados en un monumento de bronce erigido en Washington, junto al cementerio de Arlington, en honor de la Infantería de Marina.

 

 

La toma de Iwo Jima

Nuestra historia arranca en una pequeña isla llamada Iwo Jima, la cual se encuentra en el océano Pacífico, entre las islas Marianas y Japón. Seguramente nadie sabría de ella o no hubiera pasado a la posteridad de no ser por aquel grupo de soldados que conquistaron su principal montaña el 23 de febrero de 1945. Se trataba de uno de los pasos a seguir en la invasión de aquellas pequeñas islas que irían acercando a los estadounidenses hacia su objetivo final Japón.

 

 

La importancia de aquella isla radicaba en un pequeño aeródromo, lo que constituía una base ideal para aquellos bombarderos norteamericanos que pretendían atacar el territorio nipón. Iwo Jima mide cerca de nueve kilómetros de longitud y cinco de anchura, y en el extremo suroeste se eleva un pequeñito volcán de cerca de doscientos metros de altura: El Monte Suribachi. Es ahí, en el centro de la isla, donde se encontraba el principal objetivo, el susodicho aeródromo.

 

 

El primer desembarco se produjo el día 19 de febrero de 1945 en una playa llamada Futatsune, en el suroeste, cerca del monte Suribachi. Aquella operación recibió el nombre en clave de Hot Rocks (Piedras Calientes). El alto mando militar norteamericano había previsto que aquella isla sería tomada en cinco días, ya que conocían bastaste bien la tenacidad de los japoneses a la hora de defender sus posiciones y por el hecho de que el subsuelo de Iwo Jima estaba plagado de infinidad de cuevas, lo que facilitaría una defensa a ultranza del ejército japonés.

 

 

La célebre fotografía

Se ha comentado en no pocas ocasiones que aquella operación era la mejor y más cuidadosamente planeada dese el punto de vista fotográfico de toda la guerra para hacer  propaganda patriótica, pero, curiosamente, la fotografía más famosa de todas se tomó por casualidad. Además de contar con los fotógrafos militares, quienes contaban con todo tipo de medios y material (por ejemplo, un avanzado equipo de filmación en color), había también fotógrafos civiles. Este es el caso de Joe Rosenthal, el cual fue enviado por la agencia Associated Press, como ya hemos comentado anteriormente.

Aunque no lo crean, la famosa imagen no refleja a los hombres que tomaron esa posición. Aquel monte lo conquistaron otro grupo de marines, pero por la mañana, sobre las 10:30 horas, momento en el cual izaron una bandera estadounidense atada a una tubería… hecho recogido por un fotógrafo del Ejército, el sargento Lou Lowery.

 

by Lou Lowery

 

 

Por la tarde, otro grupo de soldados, quienes ya podían contemplar la bandera de los Estados Unidos ondear en aquella cima, encontró en una lancha varada en la playa otra bandera norteamericana, pero ésta era mucho más grande que la anterior. Es por eso que decidieron buscar otro mástil más largo y ascender a aquella cumbre con el fin de plantar allí la nueva enseña, y de ese modo que pudiera contemplarse desde cualquier punto de la isla.

La suerte o la fortuna, quiso que Rosenthal fuera el fotógrafo destinado a recoger aquella escena, ya que en un principio, como también hemos comentado anteriormente su intención fue no subir a hacer una fotografía, ya que no tenía sentido hacer el mismo trabajo dos veces, y por lo tanto repetir lo que Lowery había hecho ya aquella mañana.

Aun así, Rosenthal por aquello de que una persona tiene su destino marcado, decidió igualmente subir con aquellos soldados, y junto con él, también subió el cámara Bill Genaust y el fotógrafo de los marines (ambos armados por si las moscas).

Ascender aquella cima no resultó nada fácil, ya que los zapadores estaban todavía volando aquellas cuevas donde creían se podrían esconder soldados japoneses. Toda precaución era poca está claro, pero al final, el resultado valió la pena al asumir aquel riesgo, ya que llegados a la cima se pusieron de inmediato manos a la obra para quitar la bandera que ya estaba colocada y sustituirla por la bandera nueva.

Rosenthal apenas tuvo tiempo para preparase. Apiló unos cuantos sacos de tierra procedentes de un búnker cercano, subió a la improvisada plataforma y se echó para atrás con el objetivo de cubrir a todo el grupo de soldados con la lente de la cámara, y obtener así el mejor ángulo.

Por otra parte, Genaust, con su cámara de cine en color, se situó a unos cinco metros de la derecha de Rosenthal, quien ya se encontraba listo para disparar su cámara de fotos. Justo en el momento el que los seis soldados izaban la bandera estadounidense apretó el disparador… aunque no estaba muy convencido de que hubiera conseguido una buena instantánea. Todo Aquello sucedió en escasos quince segundos, mientras Genaust filmaba la misma escena. Lo que no podrían conocer, ni tan siquiera imaginar aquellos soldados, es que estaban pasando a la posteridad.

 

 

Controversias sobre la imagen

Si bien es cierto que aquella fotografía transmitió la idea de que Iwo Jima ya había sido conquistada a los japoneses, ésta no se declaró oficialmente tomada hasta el 17 de marzo de 1945. Es decir, serían necesarios más de veinte días para que aquello ocurriera.

A los japoneses la defensa de aquel islote les costó cerca 21.000 muertos, mientras que por parte norteamericana serían 4.189 los fallecidos, a los que hay que sumar unos 441 desaparecidos y 15.208 heridos.

Pese al gran impacto que la célebre fotografía tuvo, y que a partir de entonces estaría ligada para siempre a la toma de aquella isla, lo cierto es que es sería fuente de críticas y de controversia. Hubo muchos debates sobre si fue preparada o fruto de la casualidad. Sin embargo, gracias al estudio detallado de la imagen y de la secuencia en vídeo tomada por Genaust se pudo asegurar con total rotundidad que aquella no fue fruto de ningún montaje.

 

 

 

 

Una de las pruebas que se dieron es que sólo se tomó una instantánea, y todos sabían que si se pretendía hacer una escena posada se deberían haber hecho varias tomas, incluyendo desde varios ángulos, por si acaso.

Por otra parte, existía una política en la que las imágenes de la guerra debían hacerse de manera que pareciera menos anónima. Debía resaltarse la parte más humana del conflicto, por lo que los fotógrafos tenían instrucciones de mostrar, siempre que pudieran o fuera posible, los rostros de los soldados en plena acción. Es por tanto lógico pensar que, si aquella escena hubiera sido preparada, las caras de aquellos marines estarían mirando a cámara, cosa que no sucede. Además, estaba la filmación de Genaust para confirmarlo.

Dentro de las casualidades que rodearon aquella imagen, estaba la de que entre las doce fotografías que Rosenthal tomó aquel día, dos de ellas quedaron inutilizadas debido a filtraciones de luz en el celuloide, por lo que la famosa foto corrió el peligro de haber quedado velada, privándonos para siempre de aquella escena.

 

 

La maldición

Rosenthal abandonó la isla el 2 de marzo, comprobando el resultado de su trabajo dos días después en Guam (otra isla del Pacífico). Será ese día cuando parece que todo indica que comenzó aquella extraña maldición que persiguió a todos aquellos que tuvieron algo que ver con aquella escena… Si bien hay que decir que será el propio Rosenthal el único que escapó de su terrible influencia.

Todo empezó con el cámara Genaust, quien aquel día se encontraba junto a un grupo de marines quienes trataban de hacer frente a unos japoneses que trataban de resistir ocultos en aquellas cuevas. Debido a que hacía mal tiempo, y por tanto no pudiendo filmar en aquellas condiciones, decidió cambiar la cámara por un fusil. Aquellos marines habían lanzado varias granadas dentro de una de aquellas grutas y, queriendo comprobar que allí no quedaba japonés vivo, le pidieron que les dejara su linterna para comprobarlo.

Genaust se negó a ello, pues les pidió que le dejaran acompañarlos. El caso es que, en cuanto aquellos hombres entraron, fueron recibidos a tiros, pues quedaban allí dentro varios japoneses vivos. Genaust será el primero en caer, debido a que era quien iba en primera posición y en su empeño en llevar él la linterna para reconocer al lugar. Varios de los marines salieron corriendo de allí, y para evitar más sobresaltos, decidieron volar aquella cueva con dinamita. El cuerpo de Genaust quedó para siempre allí sepultado, no pudiendo ver aquella escena que filmó en la cumbre del Monte Suribachi.

Los marines protagonistas de la célebre foto serán los siguientes, quizás por el hecho de que algo o alguien quería darles una lección por haber recibido un reconocimiento y una gloria que no les pertenecía, ya que esta hubiera correspondido a los primeros que pisaron aquella cima y colocaron la primera bandera… ¿Quién sabe?.

El caso es que, tres de ellos, Strank, Block y Sousley, no saldrán vivos de aquella isla, y por tanto tampoco disfrutarían de la tremenda popularidad que cosecharon. Aquellos tres marines fueron sorprendidos por unos soldados japoneses que se encontraban ocultos tras unas malezas, y con quienes comenzaron a disparar, muriendo estos tres protagonistas, ya que entre ellos también se encontraba otro de ellos, el soldado Cagnon, quien resultó herido y evacuado posteriormente.

Los marines Hayes y Bradley serán los únicos en salir de aquella isla ilesos. Pero tanto ellos como Cagnon pagaron un tremendo precio por aquella popularidad, pues el gobierno norteamericano se empeñó en utilizarlos con fines propagandísticos (incluso se les ordenó participar como actores secundarios en la película Arenas de Iwo Jima, del año 1949, y protagonizada por John Wayne). No obstante, durante un tiempo creyeron que aquello era justo y que debían saborear las mieles del éxito… La realidad fue que ninguno de ellos consiguió superar el hecho de ser tan famosos. Pronto se dieron cuenta de que aquella fotografía los hubo de marcar de por vida, y no precisamente para bien.

Cagnon falleció de un infarto con tan solo cincuenta y cuatro años. Por entonces trabajaba como empleado de limpieza y siempre vivió con la amargura de haber sido alguien célebre pero no haber sido igualmente acompañado de prosperidad económica.Una cosa era ser famoso y otra rico gracias a ello.

Por su parte Bradley intentó pasar todo lo desapercibido que pudo. Tuvo siete hijos y se dedicó al negocio de una funeraria, y cada vez que alguien llegaba preguntando por él su familia tenía la orden de decir que se había marchado al Canadá, de donde era originario. Jamás permitió que aquella instantánea fuese exhibida en su casa y, según su mujer, solo habló una vez de aquello que sucedió en aquella isla durante sus cuarenta y siete años de matrimonio. Uno de sus hijos, James, quien estaba presente en aquel momento, nos haría llegar una de las frases de dijo:

 

«Quiero que siempre recuerdes una cosa: que los verdaderos héroes de Iwo Jima fueron los chicos que nunca volvieron a casa«.

 

 Si bien es cierto que Brandley estuvo toda su vida apoyado por su familia, éste tuvo siempre graves problemas con el alcohol, quizás por ser incapaz de asimilar una fama que no deseaba ni había buscado.

Por último, nos queda el que será el más renombrado de todos ellos: Hayes, un indio nacido en Arizona que murió alcoholizado con tan solo treinta y dos años, es decir, diez años después de aquello y que sin duda lo marcó, no siendo capaz de resistir las terribles pesadillas que lo acompañaron y que tanto el gobierno, la prensa y la gente se empañaban en que no olvidara.

Y, ¿por qué decimos que fue el más renombrado?. Pues porque años más tarde el famoso cantautor americano Bob Dylan recogió su vida en una canción, titulada La balada de Ira Hayes. Será el homenaje póstumo a un héroe involuntario que no pudo o no supo sobrevivir a su propia fama.

Para finalizar un breve apunte: el bueno de Rosenthal, quien ganó el premio Pulitzer en 1945 gracias a esta fotografía, lo primero que hizo tras recibir tal galardón fue enviar una copia al sargento Lowery con la siguiente dedicatoria escrita en el reverso: «Al fotógrafo que llegó primero».

Bueno pues creo que con esta humilde aportación por nuestra parte, sobre la maravillosa fotografía de “El Izado De La Bandera En Iwo Jima”, de un creo no menos fantástico fotógrafo y maravillosa persona Joe Rosenthal, queda recogida y esperamos que respondida a la pregunta que en su comentario nuestro amigo Federico nos hacía hace unos días.

No queremos finalizar esta Entrada-Respuesta Federico, sin antes pedirte disculpas por la tardanza en contestarte, pero motivos exclusivamente personales de quien esto escribe ahora mismo, han ocasionado estar en otros menesteres realmente importantes (enfermedad familiar), aunque mucho menos agradables.

Un saludo 

 

PD: Parte de esta entrada es creación de https://www.infobae.com/ y de Jorge Barroso Castilla